muchas veces son soledades
nocturnidad de secretos
y alguna flor
de otra primavera
dentro del diario de nuestros días
Se lleva por dentro
la risa de antaño
y un desteñido recuerdo
con sabor a leche materna
a su tibieza
Por dentro van también
los rostros amables
de los amigos de toda la vida
van además las muecas
de los que decidieron
ser nuestros enemigos
Prendado en el pecho
hay cantos que no se olvidan
ellos caminan
despacio por dentro
son melodías sin palabras
que huelen
al sudor alegre
de los juegos
en el patio de recreo
Observamos
cómo se miran en un espejo
los instantes descoloridos
a fuerza de ser contados
en insistentes ejercicios
de la memoria
desgastados
al sol de cada sílaba
dicha con vehemencia
extendidos
al viento de un suspiro
siguen su curso circular
sin salir de nosotros
Callamos
junto a las palabras
que nunca dijimos
ellas cohabitan
en la misma casa del perdón
ubicada en la calle
que desemboca justo después
de la herida
Vamos de la mano
de los anhelos
que se empujan
que se amontonan
para encontrar un espacio
en el corazón apretado
a veces
se asoman
fugazmente
en una mirada
a veces
se duermen
bajo la lengua
esperando por un beso
El equipaje interior
nos recuerda
nuestra eterna condición
de peregrinos
La luz que brilla
en medio de nuestro silencio
es una columna que sostiene
el peso de nuestros errores
la ligereza de la corrección
la firmeza del aprendizaje
la certeza de la duda
y todo lo que llevamos
por dentro
©hebemunoz
Imágen: Sandro Botticelli, Primavera (detalle) alrededor del 1478-1482
Florencia, Galleria degli Uffizi.
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